Laureano Álvarez, Socio responsable de Energía en Monitor Deloitte España
El crecimiento exponencial del volumen de datos a nivel global está redefiniendo la infraestructura digital. Actualmente, se generan y replican más de 120 Zettabytes1 (ZB) de datos en todo el mundo, y para 2030, se espera que el tráfico global alcance más de 600 ZB. Esta evolución es consecuencia del auge de tecnologías como la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas, el cloud computing o el streaming de audio y video, junto con regulaciones más estrictas en torno a la gestión de datos (como GDPR). Ante este panorama, el rápido aumento del consumo de datos va a requerir la expansión y el despliegue de nuevos centros de datos a nivel global. En Europa se estima que la capacidad de procesamiento deberá crecer entre tres y cinco veces hasta 2030.

Fuente: SpainDC; CBRE; Data Center Map; Monitor Deloitte
España puede capturar un mercado relevante del crecimiento de los Centros de Datos
La saturación de los mercados FLAP-D (Frankfurt, Londres, Ámsterdam, París y Dublín) ha provocado que los desarrolladores busquen localizaciones alternativas para la instalación de futuros centros de datos. España cuenta con las condiciones clave que los desarrolladores buscan en las ubicaciones donde invierten: i) ofrece electricidad renovable a precios competitivos gracias al abundante recurso natural; ii) presenta una gran conectividad gracias a su posición geoestratégica privilegiada, con más del 70% del tráfico de datos hacia Europa transitando por nuestro país; iii) hay una gran disponibilidad de espacio físico con acceso a infraestructuras y costes atractivos, especialmente si se compara con el espacio disponible en los mercados FLAP-D; iv) cuenta con un sistema eléctrico mallado de alta fiabilidad y granularidad a lo largo de todo el territorio; y v) existe terreno con un riesgo reducido de catástrofes naturales (p.e., niveles de riesgo sísmico muy bajos).
Teniendo en cuenta el conjunto de proyectos en desarrollo, las tasas de crecimiento de este mercado y una cierta ganancia de los mercados emergentes, se estima que en España podría haber instalados 1,3-2,1 GW de capacidad de centros de datos en 2030, lo que significaría multiplicar entre cuatro y seis la capacidad actual.
Los Centros de Datos son catalizadores clave para la digitalización y la mejora de la competitividad de España
Existe una relación directa entre el grado de digitalización de un país y su riqueza: a mayor digitalización, mayor nivel de PIB. Esto se debe a que la digitalización fortalece la resiliencia económica, incrementa la productividad, impulsa la innovación y fomenta la competitividad de los países.
Es clave que España sea capaz de atraer el crecimiento de los centros de datos para maximizar el aprovechamiento de las ventajas que aportan estos activos. Su instalación en territorio nacional mejoraría la conectividad al reducir la latencia y optimizar el procesamiento de datos, además de fortalecer la ciberseguridad mediante un mayor control físico y una respuesta más rápida ante incidentes. También reforzaría la protección de la información, garantizando el cumplimiento normativo y reduciendo la dependencia de infraestructuras extranjeras, lo que fortalecería la soberanía digital del país. Además, son generadores de empleo cualificado a lo largo de toda su cadena de valor, impulsando la demanda de perfiles técnicos y de alta cualificación.
Todos estos beneficios convertirían a los centros de datos en catalizadores de la economía y podrían contribuir al crecimiento de España. Su impacto económico se estima entre 30 y 70 miles de millones de euros para 2030, constituyendo el 2-4% del PIB español esperado para entonces.
Cada vez son más eficientes y están trabajando en su integración efectiva y sostenible en el sistema energético
El impacto de los centros de datos va más allá de lo económico, ya que también contribuyen a un ecosistema energético eficiente y sostenible en España. El consumo eléctrico estimado de los centros de datos en España a 2030 podría ascender a 9-16 TWh que estaría acompasado con el desarrollo de generación renovable. En los últimos años han logrado avances significativos en eficiencia energética, y la optimización de su consumo sigue siendo una prioridad para desarrolladores y Administraciones. Además, entre el 30% y 50% del consumo de los centros de datos grandes (hiperescalares) son flexibles y pueden desplazarse en el tiempo para aprovechar la generación renovable. En comparación con otros usos tradicionales, no son intensivos en el consumo de agua y ya cuentan con soluciones avanzadas, como circuitos cerrados o el free cooling, que reducen su consumo casi a cero.
Su integración en el sistema eléctrico representa una oportunidad estratégica que España debe aprovechar
La integración de los centros de datos en el sistema eléctrico español no es solo una necesidad, sino una oportunidad para fortalecer la infraestructura energética del país y consolidar su posición en el mercado digital. Su crecimiento exige un acceso fiable y ágil a la red, acompañado de inversiones estratégicas que modernicen y refuercen la capacidad del sistema eléctrico. Con una demanda eléctrica en aumento y un entorno de competencia global por atraer estos proyectos, España debe avanzar en un marco regulatorio y retributivo que incentive las inversiones necesarias y garantice un desarrollo equilibrado del sector.
Aprovechar este potencial con visión de futuro permitirá no solo posicionar a España como un hub digital de referencia en Europa, sino también reforzar la resiliencia y eficiencia del sistema eléctrico. La flexibilidad operativa de los centros de datos puede convertirse en un activo clave para la estabilidad de la red eléctrica, contribuyendo a una transición energética más eficiente y sostenible. Con una planificación adecuada y una integración eficiente, los centros de datos pueden ser un motor de innovación, competitividad y desarrollo tecnológico para el país. España tiene la oportunidad de liderar esta transformación y no la puede desaprovechar.
- Un Zettabyte (ZB) equivale a 1 millón de petabytes o 1.000 millones de terabytes. Es una unidad de medida utilizada para cuantificar grandes volúmenes de datos digitales ↩︎