PVPC y la factura eléctrica: el caso particular de España

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Dentro de la conversación alrededor de los precios de la energía y la factura de la luz, uno de los temas recurrentes trata sobre una anomalía energética que solo experimenta España en toda Europa, que tiene que ver con la fijación de precios de la luz.

Uno de los tipos de contrato que se puede tener en España es aquel por el que el precio al que se paga la luz es el que marca el mercado horario. Este precio se fija en una subasta que se realiza conjuntamente en toda Europa diariamente. En cada tramo horario, el precio de la última unidad de electricidad contratada para cubrir la demanda es el que define el precio de equilibrio del mercado al que son remuneradas todas las instalaciones generadoras que resultan adjudicatarias en la subasta. Esto se traduce en que se marca un precio distinto de la electricidad para cada hora.

Una vez que se marca ese precio, en España se hace una traslación directa y el consumidor paga ese precio que se marca cada hora. La problemática que trae este sistema es la extrema volatilidad del precio en plazos relativamente cortos de tiempo, como en el caso actual, que se ha acabado traduciendo en una inflación de precios mucho más rápida, directa, inesperada y difícil de asimilar por los consumidores. Es la explicación por la que en el país se ha podido pagar en un mismo día, según la hora, entre 100€/MWh como lo más barato y 230€/MWh como lo más caro, como sucedió el 22 de mayo.

Este sistema tan volátil genera incertidumbre en la ciudadanía y dificulta enormemente la actividad económica del país, ya que obliga a modificar los hábitos de consumo eléctrico al día o casi según las horas si se quieren obtener ahorros, afectando a aquellos consumidores, negocios o industrias que siempre deben realizar su actividad en franjas horarias con los precios más altos o en momentos estacionales del año donde la energía es más cara por factores como el clima o la cantidad de horas de luz, entre otros.

Otra consecuencia negativa de esta indexación diaria ha sido la espiral informativa que han generado los medios de comunicación al tratar esta temática. En su afán por informar a la ciudadanía, han generado una saturación de datos y cifras que han sido contraproducentes, generado una gran confusión y hastío entre los consumidores, que además, en su gran mayoría no tienen contratada su electricidad con precio fijado con la metodología del PVPC, sino que están en el mercado libre generalmente a precios más estables, por lo que no les afecta esta anomalía española.

En el resto de países europeos existen mecanismos para que, aunque el mercado mayorista europeo también les marque el mismo precio en el pool, se pueda pagar de forma diferente y eliminar dicho factor volátil que tanto afecta a la economía. En Portugal, por ejemplo, se realiza cada año una estimación del precio regulado del pool que se prevé que se irá marcando a lo largo de dicho año, en una especie de anticipación del precio. En base a eso, se fija un precio definido por el regulador de mercado que será un precio “medio” a lo largo de todo el año, sujeto solamente a revisiones trimestrales si se percibe que la previsión de precio ha sido muy desajustada a la realidad.

Este sistema de estimación y previsión portugués permite fijar un precio para los contratos regulados equivalentes al PVPC que es estable a lo largo de todo el año. Mientras en España, las gráficas de precio muestran unos dientes de sierra, con subidas y bajadas muy pronunciadas, en Portugal se tiene una línea absolutamente plana.

El caso español es una anomalía donde es injusto someter a los consumidores a estos vaivenes diarios. Esta es una de las medidas donde se debe priorizar para proteger al consumidor, ya que reformar el PVPC introduciría en la factura de consumidores particulares y empresas una mejora toma de decisiones y una mayor estabilidad.

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